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La música, la mejor medicina

La sociedad suele volcar toda su salud en la medicina con la esperanza de que sea ella la que cure todos sus males. A menudo, las personas desconocen los secretos del propio cuerpo humano y de actividades que pueden resultar igual de efectivas que la ciencia.

Los beneficios de la música es uno de esos secretos que pueden ayudar a paliar dolores y sentimientos que, por mucho que busquemos en la  ciencia, nunca encontraremos el remedio que cure mejor según que heridas. Monste Poch es una musicoterapeuta de Lleida que un día entregó su vida a la música y que a cambio y gracias a sus clases recibe la satisfacción de poder ayudar a los demás. La música también es medicina y, a veces, la mejor.

La sociedad se pasa la vida tomando medicamentos que alivien su malestar, dolor, angustia y pena. De la misma manera, se pasa la vida desaprovechando antídotos naturales que curan, a menudo, lo incurable por la medicina; el alma. La música, si te enseñan a apreciarla, puede convertirse en la mejor medicina. ¿Para muestra? Una sonrisa. Y con una sonrisa reciben a quien aparezca en su clase de musicoterapia una decena de mujeres afectadas por fibromialgia y síndrome de sensibilidad química múltiple que iniciaron sus primeros pasos en el mundo de la música de una manera escéptica, pero que con el paso del tiempo han descubierto un beneficio intrínseco en su actividad.

Montse Poch, enfermera y musicoterapeuta, es la encargada de dirigir unas clases en donde todo el mundo “es libre” para decidir qué y cómo hacer los ejercicios dentro de sus posibilidades. Como la propia musicoterapeuta indica, la música nos rodea constantemente en nuestra vida. Con ella nos enamoramos, lloramos, reímos, trabajamos, bailamos y, también, nos relajamos. Relajarse. Éste es uno de los principales objetivos de las clases de Poch con las afectadas de fibromialgia.
“Cuando tienes una enfermedad poco reconocida y que te limita en tu día a día estás en un estado de tensión que te produce dolor físico y  emocional”, dice Poch. Así, saber escuchar la música es uno de los primeros logros a conseguir. “Aunque hagamos ejercicios y parezca que la música está en un segundo plano, ella es la que inconscientemente nos relaja y nos marca un compás para realizar las actividades”, apunta la musicoterapeuta. Consiguiendo dejar sus problemas a un lado, las alumnas consiguen relajarse y el dolor, como poco, se hace más liviano.

Pero no sólo para enfermas de fibromialgia es efectiva esta terapia.
“Niños, adultos, mujeres, hombres, todos podemos obtener beneficios de la música”, asegura Poch, quien espera poder introducir sus ejercicios entre enfermos del hospital en donde ella trabaja, el Santa Maria de Lleida. Poch lamenta que la mayoría de personal médico esté acostumbrado a resultados inmediatos, sin tiempo a que todo surja de una manera natural. Es por esto, que la mayoría de profesionales del sector no confían plenamente en este tipo de terapias que aportan beneficios igual o más importantes que los de un medicamento. La musicoterapia es una actividad especial y para ello precisa de personas especiales que la desarrollen. Trabajar con discapacitados es otra de las metas que Poch tiene en mente y que espera que pueda hacerse realidad gracias a la colaboración con la Paeria.

Masajear el cuerpo a ritmo de una música labrada de percusiones, mover las manos con los ojos cerrados y al son de una relajante melodía o utilizar las distintas sonoridades de variados instrumentos son algunos de los ejercicios que surgen efecto de una forma admirable. Además, la mayoría de actividades pueden realizarse en casa, hecho que incrementa todavía más los beneficios de la musicoterapia. Apreciar el silencio es otra de las claves. “Sin silencio no habría música y sin música no habría silencio. Es necesario saber apreciar, valorar y aprender de ambos”, apunta Poch.
 

Las mujeres que vuelcan su confianza en la musicoterapia aseguran que se encuentran mejor desde que la practican. “Al principio con según qué ejercicios me sentía como un niño, ahora he perdido la vergüenza y todo son cosas positivas”, dice una de las alumnas. Romper con la monotonía suele convertirse en una bocanada de aire fresco. Para ello, Poch también realiza actividades en plena naturaleza demostrando que la música está en cualquier lugar y que el saber disfrutarla o no, sólo depende de cada uno.

La Manyana, 21 de mayo de 2013


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