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La crisis dispara el número de peticiones para certificar minusvalías y ayudas sociales

La unidad del dolor del Arnau pasa de 3 peticiones semanales a 3 diarias | | al aumentar la "sensación de dolor crónico" de los pacientes, asociado a la ansiedad y el estrés, y la necesidad de asistencia

M. MARTÍNEZ
El número de peticiones para obtener un informe médico que certifique una minusvalía o que garantice una ayuda social se ha disparado con la crisis, según explicó ayer el doctor Antonio Montero, responsable de la unidad de dolor crónico de Arnau. Montero apuntó que antes de que comenzara la recesión económica, lo normal era tener 3 peticiones por semana, pero con la crisis se reciben tres de diarias. "De cada 20 pacientes que visitamos, 3 nos piden certificados", apunta Montero, que atribuye este aumento a "un incremento de la población con sensación de dolor crónico, asociado a la ansiedad y al estrés", ya una necesidad de " acceder a ayudas sociales, como las de dependencia ".

Montero añade que, paralelamente, el número de primeras visitas a la unidad también se ha disparado y, por tanto, también la lista de espera. "Hace un par de años, teníamos una espera de entre 20 y 30 días para una primera vista y ahora estamos entre los 4 y 5 meses", apunta. Según el facultativo, este hecho se explica "por un aumento de los pacientes con dolores crónicos, pero también por el aumento del control por parte de Salud sobre los fármacos efectivos contra el dolor; por los cierres de consultas que se han llevado a cabo y por la disminución de las plantillas, al sustituirse parcialmente las bajas por enfermedad o jubilaciones ".

En este sentido, el responsable de la unidad pone como ejemplo que, al aumentar las listas de espera para determinadas intervenciones quirúrgicas, como la prótesis de cadera, muchos pacientes piden hora a la unidad, ya que les aumenta la sensación de dolor. "Por desgracia, como les resulta más difícil acceder a la unidad debido a la lista de espera, algunos de estos pacientes acaban automedicándose, utilizando fármacos como los antiinflamatorios, con efectos secundarios muy perjudiciales, ya que la mayoría de pacientes con dolor crónico son hipertensos. "
Montero, que además de jefe de la unidad del dolor del Arnau, es coordinador del grupo de dolor musculoesquelético de la Sociedad Española del Dolor y miembro de la junta de la Sociedad Catalana del Dolor, señala que para solucionar estos problemas "debería actuar mucho antes sobre el dolor, tanto desde atención primaria como desde la medicina especializada, y evitar traslados y esperas innecesarias ".

El responsable de la clínica del dolor del Arnau también apuesta por llevar a cabo "un cambio total en la política" respecto al dolor crónico, que facilite, entre otras cosas, que todos los hospitales tengan una unidad del dolor. "Sin ir más lejos, en Lleida, el Arnau es el único centro con una unidad especializada ", concluye.

La mayoría son mujeres y un 30% son amas de casa
La mayoría de pacientes que tienen dolor crónico son mujeres, un 66%, y de éstas, un 30% son amas de casa. Estas son algunas de las conclusiones a las que llega el estudio Pandhora 2011, del que Montero es coautor, en el que se evalúa el perfil de los pacientes que en primera vista a las unidades de dolor de centros hospitalarios españoles.

El estudio muestra que un 20% de la población tiene dolor crónico y un 12,7% tiene desde hace más de 10 años. El 43% de los pacientes tienen sobrepeso y más del 27% viven solos. Además, las personas con dolor crónico suelen tener hipertensión, dislipemia (aumento del colesterol) y depresión. La localización más frecuente es la columna, con un 55,3% en la región lumbar.
Montero destaca que el dolor crónico también tiene un gran impacto económico.
"Es la primera causa de visita a los CAP. Salud gasta unos 500 millones de euros al año para tratar a estos pacientes en Cataluña. "

Segre, 11 de julio de 2013


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